El pasado 3 de mayo de 2011, en la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción de Brenes, tuvo lugar la Solemne Misa conmemorativa de la Antigua Festividad Litúrgica de la Invención de la Santa Cruz, celebrada dentro de los Solemnes Cultos y Fiestas en honor a la Santa Cruz, organizadas por la hermandad de la Vera Cruz de Brenes.

La celebración de la eucaristía estuvo presidida por D. Oscar Díaz Malaver (Párroco del pueblo de Brenes y Director Espiritual de la Hermandad) y, con carácter excepcional motivado por la concepción del título de “Franciscana Hermandad”, estuvo concelebrada por un representante del Ministro Provincial de la Provincia Bética Franciscana de la Orden de Frailes Menores,  Fray Joaquín Domínguez Serna, que para esta ocasión no pudo asistir ya que se encontraba en Madrid asistiendo a un encuentro de hermanos franciscanos de España y Portugal.

Nuestra sorpresa es que la persona elegida por el Ministro Provincial para representarle fue Fray Joaquín Pacheco Galán O.F.M. (Guardian del Convento de Madre de Dios, de la localidad cordobesa de Lucena). Como es sabido, Fray Joaquín Pacheco es de Arjona (Jaen), pero mantiene una vinculación especial con el pueblo de Brenes, dado que vivió en el una parte importante de su infancia.

En el comienzo de la homilía, Fray Joaquín, hizo un recorrido por los inicios de la vinculación existente entre la Hermandad de la Vera Cruz de Brenes y el Convento de San Francisco del Monte , ubicado en la Sierra Morena, a un cuarto de legua de Villaverde del Rio.

Para ello, el fraile franciscano se remontó al año 1350, fecha en la que se originaron los primeros movimientos de los habitantes del lugar, dándole culto a San Francisco de Asís. Posteriormente, los frailes franciscano fundaron el Convento de San Francisco del Monte en 1401, siendo a partir de entonces cuando la Congregación Franciscana ayuda a la hermandad, sobre todo a la hora de confesar, de predicar o de acompañar en los entierros. Los frailes recibían, a su vez, donativos de los hermanos y del Pueblo de Brenes para el sostenimiento de su comunidad.

Por otro lado, Fray Joaquín recalcó la importancia de que San Francisco es un santo marcado de modo especial, profundo y misterioso por el signo de la cruz. Es por ello que, en la mayoría de las representaciones artísticas que existen de San Francisco de Asís, aparece abrazando, sosteniendo o mostrando una cruz.

Los encuentros de San Francisco con la Cruz fueron múltiples, destacando  el sueño donde veía un palacio lleno de armas marcadas con el signo de la cruz. Y es en los inicios de su conversión cuando, contemplando la cruz de San Damián, escuchó la voz del Señor que le manifestaba su voluntad.

Otra manifestación significativa San Francisco la tuvo, junto con sus primeros hermanos, consultando el Evangelio para conocer la voluntad de Dios respecto a la forma de vida que debían llevar. Abriendo Francisco por tercera vez el Evangelio, se topó con el texto: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Entonces dijo a sus compañeros: “Hermanos, he aquí la vida y regla de nuestra vida y la de todos aquellos que querrán unirse a nosotros”.

Este pasaje le sirvió a Fray Joaquín Pacheco para introducir la importancia que tiene este mensaje en la Confraternidad de Hermandades de la Vera Cruz, donde es el eje fundamental de la espiritualidad de la congregación, dejándolo patente incluso en el himno de la misma.

Antes de finalizar la misa, el representante de la congregación franciscana dio lectura a la carta del Ministro Provincial, así como al documento de concepción del titulo de “Franciscana Hermandad”, lo cual originó que los fieles asistentes a la misa rompieran en sendos aplausos tras la lectura de las mismas.

Como colofón a esta emotiva celebración, la Hermandad tuvo a bien nombrar a Fray Joaquín Pacheco Galán “Hermano Honorífico” de la corporación, que éste tuvo a bien aceptar entendiendo que el nombramiento se producía como representante de la Provincial Bética Franciscana de la Orden de Frailes Menores, nunca con carácter personal.

Con este otorgamiento queda sellado un anhelo de antaño en la hermandad, que ha sido posible gracias al trabajo callado de algunos hermanos, que siempre tuvieron en San Francisco de Asís un singular ejemplo de amor a la Verdadera Cruz de Cristo.